En los pasillos del Kremlin, la diplomacia se mide en megatones. Esta semana, mientras el presidente Donald Trump insistía en “relanzar el diálogo” con Vladimir Putin, la cadena estatal RT estrenó un video donde un misil hipersónico “Zircon” parte del Atlántico Norte y atraviesa el mapa hasta impactar en Washington en exactamente 4 minutos y 42 segundos.
“Es solo un estudio balístico”, explicó el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov. Pero una fuente reservada del Ministerio de Defensa ruso, citada por Kommersant, admitió que el video fue concebido como “un mensaje elegante, aunque inequívoco” para el nuevo mandatario norteamericano. “Trump entiende el lenguaje de los gestos”, añadió.
En la Casa Blanca, el video fue recibido con la mezcla habitual de alarma y desconcierto. Trump, que asumió el 1 de enero prometiendo “una nueva era de entendimiento con Moscú”, habría pedido al Pentágono una evaluación inmediata sobre la capacidad real de los misiles rusos. Según trascendió, la respuesta no fue tranquilizadora.
Mientras tanto, en Moscú nadie desmintió nada. Solo se repitió que la simulación es “un ejercicio rutinario” y que Rusia “no amenaza a nadie”. La misma fuente ofreció una última explicación: “No es una amenaza. Es solo física. Si se lanza algo a nueve mil kilómetros por hora, llega adonde tiene que llegar. Lo demás es política.”