Según el relevamiento, está emergiendo un perfil que combina pesimismo extremo y fidelidad electoral: el votante de Javier Milei que cree que el Presidente va a fracasar, aunque insiste en acompañarlo porque “no hay alternativa posible”. En los focus groups realizados en el AMBA, los consultores registraron argumentos que oscilan entre el fatalismo económico y un rechazo profundo a cualquier camino conocido. Especialistas citados hablan de una “adhesión negativa”, un respaldo que se alimenta más del temor al regreso de otras fuerzas que de la expectativa de una mejora.
Los testimonios recogidos por Multifocal son reveladores. Una jubilada de Morón, que participó de uno de los grupos, fue directa: “Milei nos está llevando a un lugar horrible, pero no queda otra”. Un comerciante de Quilmes aseguró que “esto es un desastre”, aunque ratificó que seguirá apoyando al Presidente porque “con el peronismo ni abría el local”. Desde la consultora indican que esta franja crece especialmente entre sectores medios castigados por la inflación y el desgaste cotidiano.
Multifocal concluye que este votante resignado podría convertirse en un actor decisivo en los próximos meses: sostiene mientras duda, apoya mientras calcula pérdidas y parece dispuesto a acompañar aun si sus propias predicciones se cumplen. Un tipo de fe curiosa, construida sobre la certeza de que todo puede salir mal.