Fin de año se acerca y en los pasillos del fútbol argentino circula una versión tan insólita como verosímil: Claudio “Chiqui” Tapia estaría explorando la compra de Promiedos, el sitio de resultados que desde hace veinte años funciona como el reloj atómico del hincha argentino. Según fuentes que frecuentan Viamonte, la jugada no sería solo un capricho digital del presidente de la AFA, sino el primer paso de un ambicioso proyecto de “integración vertical” que revolucionaría —o directamente incendiaría— el negocio del deporte.
La idea tomó forma a comienzos de noviembre, durante “Devconnect Buenos Aires”, el megaforo cripto que convocó a medio ecosistema global. En un salón VIP del evento —aislado del ruido de las charlas técnicas y protegido por un anillo de acreditaciones— Tapia habría mantenido una reunión discreta con Vitalik Buterin, el creador de Ethereum, para evaluar la posibilidad de montar una casa de apuestas descentralizada sobre blockchain. La plataforma, cuentan, operaría directamente desde el tráfico y la lógica de Promiedos: un híbrido entre guía de resultados, casino digital y oráculo futbolero, todo anclado en smart contracts que mejorarían la experiencia del usuario… y ampliarían el margen del negocio.
El encuentro, aseguran quienes están cerca del operativo, fue gestionado por Juan Pablo Toviggino, operador ubicuo en el cruce entre tecnología y política, que no solo abrió la puerta cripto, sino que además habría acercado a Sergio Massa como posible padrino político del proyecto. La presencia del ex candidato a Presidente, dicen, aportaría volumen institucional a una iniciativa que necesita, al menos, una bendición tácita para navegar el pantano regulatorio de las apuestas online.
En el entorno del Chiqui evitan confirmar la operación, pero tampoco esconden el entusiasmo. “Si las apuestas ya existen, ¿por qué no capturar esa renta para el fútbol argentino?”, deslizó un dirigente cercano. Los críticos, en cambio, ven otro guión: Tapia controlando resultados a través de arbitrajes cada día más dudosos, Promiedos ordenando la narrativa del fin de semana y una plataforma de apuestas vinculada a esos datos. “Integración vertical total”, definió con amargura un dirigente.. Para decirlo sin rodeos: “el sueño húmedo de cualquier barón del fútbol”, donde uno no solo organiza el torneo, sino también administra la expectativa, digita los resultados y —en última instancia— participa en la renta del “qué va a pasar”.
Por ahora no hay papeles firmados, solo trascendidos, cafés en Puerto Madero y una negociación a fuego lento que mezcla fútbol, blockchain y política dura. Pero en el ecosistema del fútbol criollo ya sienten olor a ether, algoritmos y polémica. Y, como suele pasar, ningún dirigente quiere quedarse afuera del próximo negocio, aunque nadie se anime a decirlo en voz alta. Si el proyecto avanza, la pelota podría no ser lo único que rebote cada fin de semana: también lo harían los tokens, las odds y los ojos de los reguladores.

