El fenómeno empezó con mensajes aislados en grupos de WhatsApp: supuestos avisos de la administración pidiendo regularizar saldos “antes de las 19”, con links de pago que imitaban a la perfección a las plataformas oficiales. Pero en el último mes, la maniobra escaló. En edificios de Caballito, Belgrano y Almagro señalan que los estafadores manejan datos muy precisos: número de unidad funcional, montos aproximados de expensas y hasta el nombre del encargado, si lo hay.
Administradores consultados reconocen, bajo estricta reserva, que algunos correos falsos son tan precisos que cuesta distinguirlos de los originales. Las versiones que circulan entre consorcistas hablan de bases de datos filtradas, técnicos externos “demasiado curiosos” y encargados que responden a números desconocidos sin saber que están alimentando a un call center clandestino. Todo en un clima donde nadie está dispuesto a hacerse cargo públicamente.
La estafa se completa con el remate psicológico: avisos que sugieren que el edificio podría “incurrir en mora” si no se realizan los pagos en cuestión de horas. En varios casos, los vecinos transfirieron sumas completas de expensas a cuentas que luego fueron vaciadas en minutos. La Policía de la Ciudad recomienda realizar la denuncia correspondiente.

