El caso conmociona al ambiente proteccionista. Tres mujeres que integraban el refugio “Del Sur”, en Banfield, fueron procesadas por presunto maltrato animal. A diferencia de otros grupos dedicados al rescate y la adopción, este colectivo rechazaba de plano las castraciones, argumentando que “los animales también tenían derecho al placer”. Esa frase, registrada en la denuncia, marcó el rumbo de la causa.
Según fuentes judiciales, el operativo en la casa de la calle Alem al 1700 reveló condiciones insalubres y prácticas “inadecuadas” con los animales rescatados. Un informe de Zoonosis detalla que los perros mostraban altos niveles de estrés y reacciones de sumisión poco comunes. “No se trataba solo de abandono o descuido, sino de una forma de manipulación que confundía afecto con control”, señaló un funcionario del área.
Los vecinos habían advertido comportamientos extraños. “Decían que curaban a los perros con cariño, pero uno no podía dejar de notar ciertas escenas incómodas”, declaró una mujer que vive en la cuadra desde hace años. Otro testigo relató que los animales “salían distintos” después de ciertas sesiones de “vínculo terapéutico” que las acusadas realizaban a puertas cerradas.
Las tres integrantes del grupo fueron imputadas por maltrato y trasladadas a declarar ante el fiscal Rodrigo Peratta. Mientras tanto, los animales fueron derivados a un refugio municipal en Temperley. La comunidad proteccionista, entre la incredulidad y la sospecha, debate ahora hasta dónde puede llegar el amor por los animales antes de volverse otra cosa.

