La llegada de la Fórmula 1 a Fortnite encendió el entusiasmo local: si aparece Alpine, razonaron muchos, lo lógico sería que Franco Colapinto aterrizara detrás, en forma de avatar listo para el bailecito digital. Sin embargo, Epic Games presentó trajes corporativos sin rostros, una decisión que dejó al público argentino en modo suspenso y al piloto convertido en una especie de ausente necesario.
Distintas fuentes del ambiente deslizan que la inclusión de pilotos individuales no está descartada, aunque el negocio suele avanzar con la calma de quien calcula cada pixel. La pregunta, repetida en redes como mantra irónico, es si Colapinto entrará en la próxima tanda o si la codiciada skin seguirá en manos de los departamentos de marketing europeos, siempre atentos a dónde conviene poner una cara y dónde no.
Por ahora, el piloto mira desde afuera cómo la F1 se transforma en un parque temático con armas, bailes y pase de batalla. Y el público argentino, fiel a su costumbre, ya tomó posición: no se trata de si Colapinto llegará a Fortnite, sino de cuánto tardarán en darse cuenta de que ya lo están esperando.